lunes, 10 de enero de 2011

Miedos

Me encuentro en

mitad de cualquier ciudad, nunca hace sol, llueve, siempre estoy en alguna cafetería, siempre aparece 'alguien'. Se sienta en la mesa de enfrente. Me mira y me guiña un ojo. Me sonrojo. Se me acerca, me dice que es él, a quien tanto llevo esperando. Me besa.Le beso. Lloro. Sonríe y le sonrió.Entonces todo el mundo se gira hacia nosotros y indignada sale de la cafetería, me fijo en la cara de la gente, que aunque en un principio no reconocía, acabo dandome cuenta de que realmente mis amigos, conocidos, mi familia... son aquel público enfadado o triste que abandonan aquella cafetería. Solo queda una chica, que desde el otro lado de aquel lugar, se me acerca a la mesa, donde él ha desparecido y simplemente me suelta una sonrisa y me dice: 'estaré a tú lado, no pasa nada'. Luego me despierto... Solo era otra vez ese sueño.

Anoche no pude pegar ojo. Esos sueños me quitan las ganas de dormir.Tengo tanto miedo, que el mero echo de que exista alguien así, que me haga despertar una atracción tan fuerte que sea capaz de enfrentarme a la gente que me rodea me dan escalofríos. Temo al mismo miedo, temo lo que sea capaz de hacerme.

Ocultándome de la luz del sol, aguardando en oscuras y frías cuevas, alimentandome de los miseros rayos que se consiguen filtrar, contemplando mientras la belleza del mundo que me rodea a través de la abertura... de mi fría cueva. Pero tarde o temprano esa cueva se me hará pequeña, tendré que salir y disfrutar de aquel mundo caótico y cruel pero al mismo tiempo tan bello y perfecto. Sueño con ese día.

Temo levantarme cualquier día y ser incapaz de afrontar lo que me viene, temo que cualquier día me mire en el espejo y no vea a un chaval consumido, acabado, destrozado... Temo no reconocerme con el tiempo, mirarme y ver que solo soy huesos, que al final deje de comer como siempre me prometí que no haría, solo peso 62 kilos, cuando hace unos meses llegaba a las 76. Me he prometido que no más, no quiero matarme por alguien que ni siquiera sabe que existo.

No quiero volverme tan ligero que el mismo viento sea capaz de acabar con lo poco que queda de mí.

Temo a que el mismo miedo acabe con mi voz, que me manipule,que mi voz resulte ser otra, la que el resto del mundo quiere que sea.

Pero vivir con miedo no me hará ser feliz. No puedo temerle al miedo por más tiempo. Pero cuantas veces me habré excusado en la idea de que en el fondo solo soy un mísero crió intentando encajar en un mundo en el que no le correspondió nacer... y tal vez me intento ''animar'' pensando que hay gente que lo pasa peor. Tuve suerte de huir con mis padres, pero otros quedaran atrás, otros que no pueden huir, otros que viven la vida que otros quieren que vivan... Están en peligro y críos como yo han sido asesinados por el mero echo de amarse. Enfrentarse al mundo, jugarse la vida, correr, escapar, huir de todo a lo que alguna vez han amado y luego yo me quejo por el mero echo de que a las personas que quiero no me hagan caso. Por lo menos no me colgaran en ninguna plaza pública por ello.

Toda las noches pienso en ellos, en lo mal que lo estarán pasando, en lo solos que se sentirán la mayoría, en la infeliz vida que les ha tocado vivir y me gustaría... que en cierta medida supieran, que a kilómetros de distancia, en una ciudad que seguramente no podrían señalar en ningún mapa, desde un cuarto tan lúgubre y frío como cualquier recóndita cueva, un muchacho, tan temeroso como cualquiera de ellos, les comprende... aunque jamás podrá compartir ese dolor, porque tal vez mi hogar sea como cualquier hogar de ese país... pero lo mió a lo sumo durara unos cuantos años y jamás moriré por ello, pero se que lo suyo durara eternamente. Solo pienso, que lo único que les queda es huir. Huir... al lugar donde no puedan ser ya perseguidos. Pero se que en el fondo no es tan fácil.

Y con mis miedos, como espectros, rondandome esta fría tarde de enero, os doy las gracias por volver a leer las desvariaciones de un joven gay.

Lna.


''Y así es como brilla una pequeña

luz en un mundo cansado.''


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