jueves, 15 de marzo de 2012

La tragedia se mascaba en el ambiente.

Todos, uno tras otro, en fila recta, depositando sus cuerpos en meros ventanales de marginalidad. Uno tras otro mostrando sus desnudos torsos ante la mirada anodina de miles y miles de personajes sin voz ni rostro que se asoman por pura curiosidad o morbo. Hombres que buscan desesperadamente sentir entre sus piernas lo que no pueden sentir sus corazones, princesas que pasan su vida apoyadas en el alféizar de la gris ventana esperando que llegue un desteñido príncipe azul, flores marchitas en todos los jarrones, niños que juegan a ser mayores, adultos que juegan a ser críos... seres oscuros y desesperados que buscan la luz del sol a través de la ventana, de esa única y sordida ventana.

La tragedia se mascaba en el ambiente, el silencio acallaba todas las voces. Despositó su vil corazón en uno de dichos ventanales. Solitario y frió, vio pasar a todos sus visitantes, explotado ante la mirada helada y dura de quien le juzgaba como un trozo de carne, dejo de sentir pronto esa sensación. No era así como tenia pensado acabar, pero ¿Por qué no? Poco quedaba del muchacho de cabellos rojizos, el paso de los hombres habían acabado oscureciendo su cabello, apagando la llama de su eterna vela. Solo buscaba un poco de paz, un poco de luz en sus ventanas.

Se mascaba la tragedia en el ambiente, finos espirales de fuego surgían de la nada, bravas llamas se consumía sin motivo. Y se engaño y fue engañado y traicionó y fue traicionado y así pasaron los meses jurando y perjurando que ese sería su último día en el maldito y sució ventanal, pero acabó rompiendo tantas veces esa promesa, que la esperanza de encontrar 'algo' acabó diluyendose como la pequeña gota que era en ese inmenso mar de caras sonrientes.

Terminó siendo uno más. Un cuerpo más de exposición, un objeto curioso y estrambótico. Perdió la nooión del tiempo y la realidad e incluso de su propia identidad, algo estaba a punto de estallar.

En el ambiente se mascaba la tragedia y sus finos huesos rompieron al caminar. Ella había vuelto una vez más. Había ocupado su corazón destronado, ya vacío e inhumano, sólo lleno de miseria y soledad. Ya había ocupado su alma eterna una vez más, podrida desde sus cimientos, sucia y resquebrajada por sus actos, Ana se volvía a encontrar en casa, en su adorado y extrañado hogar.

No pude aguantarlo más... tanto vació me quemaba.


''Y se vió sola, acompañada únicamente por ese inmenso precipició, cuyo fondo se perdía en la oscuridad aterradora.''